Así que no nos cansemos de hacer el bien, porque si lo hacemos sin desmayer, a su debido tiempo recogeremos la cosecha.

Pues conozco los planes que para ustedes tengo, dice el Señor. Son planes de bien y no de mal para darles un futuro y una esperanza.

No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias.

Confía en el Señor con todo tu corazón, y no confíes en tu propia inteligencia. Busca la voluntad del Señor en todo lo que hagas, y él dirigirá tus caminos.

No se preocupen por lo que sucederá mañana, pues mañana tendrán tiempo para hacerlo. Ya tienen suficiente con los problemas de hoy.

En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humilidad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas.

Ustedes lo aman a pesar de no haberlo visto; y aunque no lo ven ahora, creen en él y se alegran con un gozo indescriptible y glorioso.